martes, 17 de abril de 2007

Un aire al siglo XIX

La embarcación a escala reposa actualmente en el comedor de la casa familiar de los Urquiola. Esta construcción, de 1930, es una de las más modernas de la población y su diseño se inspira en los chalets suizos.

Quime, por su parte, se encuentra en medio de altos cerros verdes, formando un paisaje muy parecido al que hay en los Yungas.

Los vecinos admiten que no se conoce exactamente la fecha de su fundación, pero sí la de creación del cantón Quime: el 13 de octubre de 1887. Éste está ubicado al este de la población, a pocos pasos de un puente que conectaba con el camino hacia las minas.

En ese lugar se levanta la plaza de la Fundación, cuyos alrededores corresponden a la parte más antigua del pueblo, que exhibe calles empinadas y un aire que recuerda al siglo XIX. Las viviendas presentan un frontis liso, de formas cuadradas. Destacan sobremanera los enormes portones de madera. Y, por dentro, no falta nunca un patio central de estilo español, alrededor del que se distribuyen las habitaciones.

Entre todas, la vía más conocida es la de las Siete Esquinas, llamada así por la cantidad de callejones y tugurios que la atraviesan. Allá una casa con puertas de color celeste permite la entrada al lugar de nacimiento de Mirko y Yerko Fuentes, miembros de los famosos K\'achas.

Desde el patio central de la vivienda, se aprecia en el exterior una enorme piedra, en la que se resguardaban antaño quienes estaban de paso por Quime. Precisamente, el nombre del pueblo viene del vocablo aymara quemirasañani, que significa lugar de descanso.

Con todo, la roca no siempre servía de mucho, pues el mal tiempo asola a menudo a la población.

Quime...

La música y el color de los bailarines contrastan con una destartalada casa en cuyo patio central se realiza una de las tantas fiestas dedicadas al Tata Santiago. Alrededor de la pista de baile, los pilares de madera de eucalipto sostienen los restos casi abandonados de la que fue otrora una de las viviendas más importantes de Quime. Hoy es simplemente un salón de fiestas.

Pocos de quienes festejan son conscientes de que ese mismo lugar sirvió hace 72 años de prisión para oficiales navales paraguayos capturados durante la Guerra del Chaco. Pese a la conflagración bélica, los militares recibieron un buen trato por parte del entonces diputado por Inquisivi Teodomiro Urquiola, quien era, además, el propietario de la extraña casa-prisión.

Para hacer más llevadera la estadía de los prisioneros, Urquiola solicitó autorización para que los soldados pudieran realizar algún trabajo que les permitiera distraerse. La labor consistió en la construcción de tres kilómetros de la ruta entre Quime e Inquisivi, capital de la provincia con ese mismo nombre.

Cuando las hostilidades terminaron, los oficiales paraguayos, utilizando sus conocimientos navales, construyeron un barco a escala y se lo entregaron de recuerdo a Rubén Urquiola, hijo de don Teodomiro, que en ese entonces tenía dos años.